Luz María, de 54 años, casada, con 3 hijos, se encuentra en el departamento de su vecina en San Bernardo, cuando es impactada por una bala que entra por la ventana. Debido a la gravedad de su herida es llevada de inmediato al Hospital El Pino, lugar donde fallece momentos después. Entrevistado su esposo, con quien estaba casado por 30 años,  señala con impotencia que había salido a su trabajo, dejando a su esposa muy sana y preocupada por sus hijos y dos horas después está fallecida.

Las estadísticas indican que más de 60 personas han fallecido por balas perdidas de delincuentes inhumanos, en los últimos 4 años. Es decir ya constituye casi una normalidad este tipo de delitos que hasta  hace muy poco no existía en el país.

Solamente queda el lamento, pero en su trasfondo es que estamos inmersos en un sistema en que las leyes son permisivas y quienes deben corregirlas están preocupados de temas intrascendentes.

Es necesario que los encargados dejen de hacer leyes misceláneas y se dediquen a desarrollar o quizás reinstalar un sistema realmente adecuado que controle la delincuencia, como el que existía hasta hace pocos años.

Mientras tanto la prensa roja tiene material de sobra diariamente.